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1.32 ¿Qué hace el Espíritu Santo? ¿Lo necesito?

¿Qué hace el Espíritu Santo?

El Espíritu Santo nos ayuda a vivir una buena vida como cristianos. Recibimos esta ayuda de manera muy especial en el Bautismo y en la Confirmación, cuando también recibimos los dones del Espíritu Santo. Gracias al Espíritu Santo, podemos creer en Dios y rezar pidiéndole con todo nuestro corazón (1ª Cor. 12:3I Cor. 12: 3 Por eso, ahora quiero que sepan que nadie puede decir: “¡Maldito sea Jesús!”, si está hablando por el poder del Espíritu de Dios. Y tampoco nadie puede decir: “¡Jesús es Señor!”, si no está hablando por el poder del Espíritu Santo.; Gal 4:6Gal. 4: 6 Porque ustedes son hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo en nuestros corazones, clamando: "¡Abba! ¡Padre!").

En Pentecostés, el Espíritu Santo es el foco de atención: celebramos la venida del Ayudador, del Consejero que Jesús prometió a sus discípulos (Jn 14: 16-17)Jn. 14: 16-17: Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.. El Espíritu Santo puede ayudarnos con dones, tales como sabiduría y discernimiento. Sin embargo, la elección depende de nosotros: somos libres de cooperar con estos dones. Por lo tanto, el Espíritu Santo sólo puede ayudarnos si lo aceptamos e intentamos creer.

 

Cada elección correcta que hacemos es por obra del Espíritu Santo. Necesitas esta ayuda para vivir una vida realmente cristiana. ¡Pídela!
La sabiduría de la Iglesia

¿Qué significa la expresión “concebido por obra y gracia del Espíritu Santo”?

Esta expresión significa que la Virgen María concibió al Hijo eterno en su seno por obra del Espíritu Santo y sin la colaboración de varón. El ángel le dijo en la Anunciación: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti” (Lc 1,35). [CCIC 94]

¿Por qué es María virgen?

Dios quiso que Jesucristo tuviera una verdadera madre humana, pero sólo a Él como Padre, porque quería establecer un nuevo comienzo, que no se debiera a ninguna fuerza del mundo, sino únicamente a él.

La virginidad de María no es ninguna idea mitológica ya superada, sino un dato fundamental en la vida de Jesús. Nació de una mujer, pero no tuvo un padre humano. Jesucristo es un nuevo comienzo en el mundo, instituido desde lo alto. En el evangelio de san Lucas, María pregunta al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco varón?" (= no tengo relaciones con ningún hombre; Lc 1,34); a lo que el ángel responde: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti" (Lc 1,35). Aunque la Iglesia, desde sus orígenes, haya sufrido burlas a causa de su fe en la virginidad de María, siempre ha creído que se trata de una virginidad real y no meramente simbólica. [Youcat 80]

¿Cuáles son los siete dones del Espíritu Santo?

Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Con ellos "dota" a los cristianos; es decir, más allá de sus disposiciones naturales, él les regala unas fuerzas determinadas y les da la oportunidad de convertirse en instrumentos especiales de Dios en este mundo.

Leemos en una de las cartas de san Pablo: "A uno le es dado el Espíritu de hablar con sabiduría; a otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, el don de curar. A éste se le ha concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas" (1ª Cor 12,8-10). [Youcat 310]

¿Cuáles son los frutos del Espíritu Santo?

Los frutos del Espíritu Santo son: "caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad" (cf. Gal 5,22­23).

A través de los frutos del Espíritu Santo el mundo puede ver qué sucede con las personas que se dejan tomar, conducir y formar totalmente por Dios. Los frutos del Espíritu Santo muestran que Dios tiene un papel real en la vida de los cristianos. [Youcat 311]

¿Cuál es el efecto de la Confirmación?

El efecto de la Confirmación es la efusión especial del Espíritu Santo, tal como sucedió en Pentecostés. Esta efusión imprime en el alma un carácter indeleble y otorga un crecimiento de la gracia bautismal; arraiga más profundamente la filiación divina; une más fuertemente con Cristo y con su Iglesia; fortalece en el alma los dones del Espíritu Santo; concede una fuerza especial para dar testimonio de la fe cristiana. [CCIC 268]

¿Quién puede recibir este sacramento?

El sacramento de la Confirmación puede y debe recibirlo, una sola vez, aquél que ya ha sido bautizado. Para recibirlo con fruto hay que estar en gracia de Dios. [CCIC 269]

¿Qué sucede en la Confirmación?

En la Confirmación el alma de un cristiano bautizado queda marcada con un sello indeleble que sólo se puede recibir una vez y que marca a esta persona para siempre como cristiano. El don del Espíritu Santo es la fuerza de lo alto en la que esta persona realiza la gracia de su Bautismo a través de su vida y es "testigo" de Cristo.

Confirmarse quiere decir hacer una "alianza" con Dios. El confirmando dice: Sí, Dios mío, creo en ti. Dame el Espíritu Santo para pertenecerte totalmente, para no separarme nunca de ti y para dar testimonio de ti toda mi vida en cuerpo y alma, con hechos y palabras, en los días buenos y en los días malos. Y Dios dice: Sí, hijo mío, yo también creo en ti, y te concederé mi Espíritu, me doy yo mismo. Te perteneceré totalmente. No me separaré de ti nunca, ni en esta vida ni en la eterna. Estaré en tu cuerpo y en tu alma, en tus hechos y palabras. Incluso cuando tú me olvides, yo estaré ahí, tanto en los días buenos como en los malos. [Youcat 205]

Esto es lo que dicen los Padres de la Iglesia

Piensa primero... en la causa original de todas las cosas que son hechas, el Padre; en la causa creadora, el Hijo; en la causa perfeccionadora, el Espíritu; para que [la Creación] subsista por la Voluntad del Padre, sea traída a la existencia mediante la operación del Hijo, y perfeccionada por la presencia del Espíritu. [San Basilio, Sobre el Espíritu Santo, Cap. 16,38 (MG 32, 136)]