6.25 ¿Por qué unos tienen todo y otros nada? ¿Cómo puedo vivir feliz cuando ellos sufren? ¿Puede la fe ayudar a que todo tenga sentido? ¿Realmente necesito convertirme?
Dios quiso que el mundo fuera un buen lugar, y sufre cuando la gente es pobre, enferma, débil y sufre. Todo esto vino al mundo debido a nuestras elecciones egoístas y pecaminosas, comenzando por las primeras personas. Podemos marcar una verdadera diferencia al compartir lo que tenemos con los demás. ¡Dios te necesita para hacer del mundo un lugar mejor!
Dios te creó para ser feliz (Filipenses 4: 4). El sufrimiento de esta vida no es el final. Gracias al sacrificio de Jesús en la cruz espera una vida mejor en el cielo para los que sufren ahora. Esa es una buena razón para ser feliz, incluso cuando todavía no todo es perfecto. Ninguno de nosotros es perfecto personalmente: todos necesitamos conversión, volvernos a Dios ya las personas a las que lastimamos una y otra vez.
¿Cuáles son los resultados del sacrificio de Cristo en la cruz?
Jesús ofreció gratuitamente su vida como sacrificio expiatorio, es decir, hizo reparación por nuestros pecados con la plena obediencia de su amor hasta la muerte. Este amor “hasta el fin” (Juan 13: 1) del Hijo de Dios reconcilió a toda la humanidad con el Padre. El sacrificio pascual de Cristo, por tanto, redime a la humanidad de una manera única, perfecta y definitiva; y les abre la comunión con Dios [CCCC 122].
¿Por qué Jesús pide a sus discípulos que carguen con su cruz?
Al llamar a sus discípulos a tomar su cruz y seguirlo, Jesús desea asociar con su sacrificio redentor a aquellos que serán sus primeros beneficiarios [CCCC 123].
¿Qué es la felicidad eterna?
Es la visión de Dios en la vida eterna en la que somos plenamente “partícipes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1: 4), de la gloria de Cristo y del gozo de la vida trinitaria. Esta felicidad supera las capacidades humanas. Es un don sobrenatural y gratuito de Dios, al igual que la gracia que conduce a él. Esta felicidad prometida nos enfrenta a decisiones morales decisivas sobre los bienes terrenales y nos urge a amar a Dios sobre todas las cosas [CCCC 362].
Necesitamos una conversión ecológica… Esta conversión debe entenderse de manera integral, como una transformación de cómo nos relacionamos con nuestras hermanas y hermanos, con los demás seres vivos, con la creación en toda su rica variedad y con el Creador que es. origen y fuente de toda vida [Papa Francisco, World Day of Peace, 1 Jan. 2020, 4].
